Esta semana pasada, estaba en
Hacienda esperando mi turno y vi a dos jóvenes de entre 18 y 20 años,
comentando ilusionados su plan de empresa y cumplimentando los formularios para
su creación. Lo primero que me vino a la cabeza fue el orgullo que imagino
sentían sus padres, viéndoles empezar a volar solos y recordé unos maravillosos
versos del poeta libanés Khalil Gibran de su obra El Profeta, que quería compartir con vosotros:
Y
una mujer que sostenía un bebé contra su pecho dijo, Háblanos de los Hijos.
Y el contestó:
Vuestros hijos no son vuestros hijos.
Ellos son los hijos y las hijas de la Vida que trata de llenarse a si misma
Ellos vienen a través de vosotros pero no de vosotros.
Y aunque ellos están con vosotros no os pertenecen.
Les podéis dar vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis dar habitáculo a sus cuerpos pero no a sus almas,
Pues sus almas habitan en la casa del mañana, la cual no ser puede visitar, ni tan siquiera en los sueños.
Podéis anhelar ser como ellos, pero no luchéis para hacerlos como sois vosotros.
Porque la vida no marcha hacia atrás y no se mueve con el ayer.
Vosotros sois los arcos con los que vuestros hijos, como flechas vivientes son lanzados a la Vida.
El Gran Arquero ve la diana en el camino del infinito, y la dobla con su poder y sus flechas pueden ir rápidas y lejos.
Haced que la forma en que dobléis el arco en vuestra manos sea para alegría.
El también, además de amar la flecha que vuela, ama el arco que es estable.
Y el contestó:
Vuestros hijos no son vuestros hijos.
Ellos son los hijos y las hijas de la Vida que trata de llenarse a si misma
Ellos vienen a través de vosotros pero no de vosotros.
Y aunque ellos están con vosotros no os pertenecen.
Les podéis dar vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis dar habitáculo a sus cuerpos pero no a sus almas,
Pues sus almas habitan en la casa del mañana, la cual no ser puede visitar, ni tan siquiera en los sueños.
Podéis anhelar ser como ellos, pero no luchéis para hacerlos como sois vosotros.
Porque la vida no marcha hacia atrás y no se mueve con el ayer.
Vosotros sois los arcos con los que vuestros hijos, como flechas vivientes son lanzados a la Vida.
El Gran Arquero ve la diana en el camino del infinito, y la dobla con su poder y sus flechas pueden ir rápidas y lejos.
Haced que la forma en que dobléis el arco en vuestra manos sea para alegría.
El también, además de amar la flecha que vuela, ama el arco que es estable.
Ciertamente, en muchas ocasiones
tenemos la tentación de pensar que esos hijos que hemos traído a la Vida, son
nuestra continuación, y siento cada vez más que son ellos en sí mismos y por sí
mismos, no obstante, esa arcilla habrá sido moldeada, en parte al menos, por
nuestras manos de padres.
Los valores transmitidos, habrán
ido haciendo mella en ellos y formarán parte de su esencia, pero son ellos
mismos y no una extensión de sus padres. Esos jóvenes que vi en Hacienda eran
una muestra del futuro, de la educación recibida fundamentalmente en
principios, en valores, en visión de la propia vida que, como dice el poeta,
está deseosa de sí misma.
Está en nuestras manos poder
darles esas herramientas para que las utilicen como mejor consideren, desde sus
primeros balbuceos hasta nuestra partida final, siendo ellos los dueños de sí
mismos.
¿Sabremos dejarles volar y forjar
adultos responsables?
Hola, Jordi, en mi caso ha sido como tu indicas. Mi hijo mayor tiene 28 años y vive sólo, trabaja y está en la universidad on line.
ResponderEliminarTodos los días agradezco los hijos que tengo y como no me equivoqué en la educación dada. Importante para los padres es buscar información que facilite el trabajo de educar. La parte intuitiva y el saber que cada chico es un mundo independiente, facilita la tarea. Un abrazo, Maca.
Hola Maca, no sabemos si lo hacemos bien o no hasta que vuelan solos. Estoy contigo en que hacer caso a nuestros valores y a la intuición es el mejor de los caminos.
ResponderEliminarUn abrazo grande y muchas gracias por tu comentario.
Jordi