CAPITULO II
Viviendo el éxito (I)
Mientras cenaban, las anécdotas divertidas, los motes a antiguos
compañeros y las novias fueron el tema de conversación. La cena, compuesta por
las tostadas y los embutidos, les dejaron satisfechos tras un pan de Kilo y una
botella de vino, acompañadas por grandes risotadas, propias de amigos que
tenían mucho que recuperar.
Se levantaron de la mesa dejando encima todos los restos. – Ya
recogeremos después – dijo Pedro, volvamos junto al fuego que se está apagando,
lo avivamos y te cuento lo que te quiero contar, ya que necesito contrastarlo
contigo.
Mientras Juan Carlos avivaba el fuego con otros dos troncos gruesos y
secos, Pedro sirvió una copa y le preguntó a Juan Carlos si le apetecía el
Napoleón de siempre.
No – respondió Juan Carlos – demasiados problemas me ha traído el cognac
como para seguir considerándolo mi amigo, pero esa es otra película que te
contaré cuando tu acabes de contarme la tuya – dijo poniendo ahora en el equipo
de música las 4 estaciones de Vivaldi, una música que siempre le había llevado
a la paz interior.
Bien, como quieras - dijo Pedro – acomodándose en la butaca orejera de
piel.
Y ahí empezó un relato que llevaría Casi toda la semana y que les
llevaría a profundizar en unas interioridades en las que jamás habrían soñado
entrar.
Tal como te decía, en estos años han pasado muchas cosas, pero todas
ellas, tuvieron un punto de inflexión que se manifestaba en sueños – empezó
Pedro –
¿Sueños?
Sí –respondió Pedro – unos sueños en los que yo era el protagonista en
dos papeles distintos, uno que preguntaba y otro que respondía, como si un yo fuera
la conciencia y el otro, yo mismo.
Muy normal, desde luego, no es – afirmó Pedro.
Como te decía antes, después de la boda y de tu partida, de la que no me
enteré hasta un mes después, cuando regresamos de nuestra luna de miel, tuve el
contacto con Maquiavelo, el Profe, el cual me habló de otra compañía,
competencia de TORTEL pero diez veces más grande, nacional igual pero
internacionalizada, con presencia en 12 países, una facturación de 50.000
millones de pesetas y 3.000 personas en plantilla, con el aliciente de tener la
central en Madrid, ¡por fin tendría la oportunidad de estar entre los grandes!.
Maquiavelo le habó de mi a la empresa de selección recomendándome
especialmente, ya que buscaban a alguien un poco más mayor y yo, a fin de
cuentas, tan solo tenía 25 años, aunque ya había llevado un equipo de diez
personas.
Aquello era una excelente oportunidad. Lo comenté con Ana y ella estaba
dispuesta a irse a Madrid; al fin y al cabo, no le sería difícil encontrar un
puesto de trabajo en otro departamento de Recursos Humanos.
Juan Carlos rió de forma estrepitosa – Sí, uno de aquellos departamentos
de Personal que disimulaban sus prácticas llamándose Recursos Humanos. Madre
mía como han cambiado las cosas en la gestión de personas.
No creas que no le dimos vueltas, pero todo lo que había nos parecía
positivo, incluso ella consideraba positivo separarse un poco de su familia y
ser más independiente, dejando de ser la hija de. Y, no te lo pierdas!!, todas
esas cábalas sin haber hecho la entrevista.
Llegó el día y me vi
con el consultor con el que sintonizamos desde el primer momento; todas sus
preguntas tuvieron una respuesta segura y adecuada, hasta el punto que me
comentó, de forma extraoficial, que presentaría mi candidatura, todo y que
pensaban en un perfil en torno a los 30 años. Aquella fue mi única entrevista
en busca de un trabajo, después, todo ha sido una consecuencia del trabajo
anterior, una carrera ascendente que cada vez me llevaba a nuevos y más
importantes retos.
Estaba en mi despacho de TORTEL, sin poder sacarme de la cabeza esa
entrevista, cuando sonó mi teléfono, con la cantarina voz de Sole, la
secretaria del departamento. ¡que alegría la que llevaba siempre aquella
moza!!. Pedro, un tal Marcos, dice que es particular, me lo he querido sacar de
encima pero me ha dicho que tenéis un amigo en común, un tal Maquiavelo así
que, tu sabrás.
Comprendí enseguida que era la llamada que llevaba una semana esperando,
así que contesté no sin antes serenarme un poco. Era el Director de Recursos
Humanos de TODO SEGURIDAD, y quería que nos viéramos, así que concertamos una
entrevista para la semana siguiente ya que no quería dar la impresión de estar
muy interesado. Ya ves tu, ¡vaya tontería y soberbia!!, de fantoche
veinteañero.
No hace falta que te diga que la entrevista fue de maravilla. Supongo
que la ignorancia es osada y eso hizo que me mostrara un tanto descarado,
incluso. La posición era de Area Manager Regional, cubriendo toda la zona norte
del país, con un Equipo de 50 técnicos a mi cargo, coche de empresa, teléfono
móvil, ordenador portátil…en fin, un auténtico sueño, aunque nos tendríamos que
desplazar a Madrid.
En aquel momento, yo
cobraba 3 millones de pesetas brutos al año y aquella gente me ofrecía, de
entrada, el doble más formación y la posibilidad de una carrera internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario