lunes, 28 de noviembre de 2011

Transformación


Hoy he podido constatar una vez más hasta que punto es útil un proceso de Coaching, y es que mi cliente, aparte de ser una persona brillante, entendiendo como tal que tiene una enorme luz interior capaz de iluminar una ciudad entera, siente que es el momento de hacer una transformación, más que un cambio.

Cuando la persona se da cuenta, toma conciencia de que esa transformación es necesaria, todo a su alrededor empieza a confabular para que ello ocurra. No son casualidades del destino o cuestiones de suerte es, simplemente, la unión de las fuerzas que serán factores catalizadores de la Alquimia que contribuirá al proceso.

Hablo de Alquimia referida a las artes que eran capaces de convertir lo impuro en puro, de transformar la vileza en resplandor, la oscuridad en luz, la opacidad en transparencia, de esa Alquimia es de la que hablo, la que se produce a diario a nuestro alrededor en seres que, no por anónimos, dejan de resultar brillantes.

Me siento un privilegiado al poder acompañar a estas personas en su camino de reencuentro con ellos mismos, con sus esencias, con un Valor que excede el necesario para cualquier gran gesta que se preste, porque no hay trayecto más profundo e intenso que el trayecto que lleva a nuestro interior, donde encontraremos de nosotros aquello que nos gusta y aquello que nos aborrece, aquello que nos atrae y aquello que nos repele; resumiendo, nuestro Ser en toda su intensidad, sin el disfraz del personaje que un día nos impusimos.

No hay mayor intención que la de aquel que toma conciencia de lo que quiere cambiar, ni visión más intensa que la de aquellos soñadores que saben que un día alcanzarán su meta, por alocada que pudiera parecer. Cuando esa intención cobra vida, nada la podrá detener y es entonces cuando surgirá el mejor yo que seamos capaces de generar, sin barreras ni limitaciones pero, para ello, deberemos ser realmente responsables de nuestra Vida y afrontar las dificultades que encontraremos.

No hay excusas, somos capaces de lo que nos propongamos pero, para ello, deberemos ser capaces de salir de nuestra comodidad para alcanzar el estado que un día pensamos que nos estaba vedado.

El camino empieza con un primer paso, ¿estás dispuesto a iniciarlo?

Grandiosidad


Maravilloso el ser humano, único en su capacidad de crecimiento, de superación de las adversidades, de expansión de su propio yo, sin más intereses que la satisfacción de saberse grande en su humildad, en su sencillez, en su esencia interna.

En unos momentos en los que los más apuntan a verlo todo negro, en los que las quejas por los defectos y las actuaciones de otros (siempre son los otros, nunca la pregunta ¿qué es lo que puedo hacer yo?) son mayoría, hay brotes de esperanza, repuntes de grandiosidad, de resiliencia, de generosidad.

Vemos como la campaña de recogida para el Banco de Alimentos en Barcelona, consigue doblar los resultados del pasado año, recogiendo 800 toneladas de alimentos para los más necesitados, alimentos recogidos en supermercados, en puntos de entrega….de los ciudadanos anónimos que son realmente grandes en sí mismos.

Es el pueblo mismo el que se moviliza para paliar carencias. De nada sirven los lamentos, las quejas, los ataques de toda índole cuando las personas deciden resolverlas.

Cuando la generosidad nos invade, cuando el miedo desaparece, cuando la decisión emerge, no hay dificultad lo bastante grande como para no ser vencida. Veamos los tiranos derrocados, el triunfo de los microcréditos en cualquier lugar del mundo, proveyendo de recursos a los más necesitados para garantizar su desarrollo en dignidad, los voluntarios entregando su tiempo, su ilusión y su amor a los indigentes en las calles de tu ciudad.

Cuantas personas en interdependencia, siendo para que ellos mismos lo sean y para que otros puedan ser.

Hay quien dice que no tenemos solución, que todo se va al traste pero, ante muestras como estas, solo puedo pensar en positivo, en la fuerza de la generosidad, de un presente que nos refuerza y en un futuro que adivino lleno de luz.

Ahora es el momento, mañana será tarde, así que apostemos fuerte por nosotros mismos.

Me propongo empezar hoy, ahora, ¿me acompañas?

miércoles, 23 de noviembre de 2011

¿Y si nos dejamos de lamentos?


Ya lo hemos hablado en otras ocasiones en este Blog, pero quiero seguir con ello una vez más, y me lleva el negativismo que estoy viendo en una sociedad que se está dando por vencida, una sociedad que no hace más que lamentarse y unos medios de comunicación que parece que obtengan altos rendimientos viendo el sentido negativo de las cosas cuando lo suyo sería la más estricta objetividad.

Las cosas no son fáciles, nunca lo han sido y nunca lo serán ni tan siquiera cuando, como decimos en Cataluña, atábamos los perros con longanizas, en una clara similitud con el derroche y el despilfarro. Pero que no sean fáciles, no quiere decir que sean negativas, como no fue fácil ganar premios de Fórmula 1 o convertirse en el nº 1 del tenis mundial, crear una organización tan maravillosa como la de Vicente Ferrer, Arrels o tantas otras cosas, complejas, pero enriquecedoras al tiempo.

Parece que queramos que nos den las cosas masticadas y que al menor asomo de dificultad, debamos venirnos abajo, ¡por favor!!, un poco de pundonor, de coraje, de valentía. Las dificultades son la sal de la vida, el factor de crecimiento, los eslabones de nuestra escalera del crecimiento, sin los cuales jamás conseguiremos avanzar.

Estoy indignado de ver como algo tan absolutamente grandioso como el ser humano, se deja influenciar por oscuras manipulaciones de dudoso sentido, como pasa desapercibida la riqueza que tiene para cualquiera de nosotros el día a día como, en fin, nos hemos puesto unas gafas oscuras y parecemos ser incapaces de tirarlas a un lado, ver que tiene de bueno aquello que estamos viviendo, o que aprendizaje podemos sacar y sigamos adelante con ánimos renovados.

Si esa es la tiranía del positivismo, quiero seguirla, quiero dejarme embelesar por ella, convertirme en uno de sus abanderados y plantar sus semillas en todas y cada una de las tierras que me sea dado visitar.

Nuevamente, elijo ver la botella medio llena, me quedo con la sonrisa del niño y también con ese llanto que le ayuda a avanzar; le digo que SÍ a la vida y al potencial que todos tenemos dentro y le digo que NO al abatimiento, a la tendenciosidad y a la manipulación.

¿Qué tendría para ti una tierra como esta?

lunes, 21 de noviembre de 2011

Ser v.s. tener o hacer


Un buen amigo y compañero de proyectos, suele acuñar una frase que es digna de la mejor de las reflexiones: Hemos estado comprando cosas que no necesitábamos, con dinero que no teníamos para impresionar a gentes que, en realidad, no nos importaban.

Verdaderamente, la frasecita tiene su aquel, y es que, de forma continuada, hemos estado alimentando Dios sabe qué, con la intención de gustar o impresionar a otros, pero no a la gente que vale la pena, ya que esta no necesita de regalos ni lisonjas para estar con nosotros, para querernos por lo que somos, más que por lo que tenemos o hacemos.

¿Qué es lo que hace que tengamos esa necesidad?, ¿Qué queremos conseguir con eso?, ¿A quién queremos impresionar?, ¿Qué Valores queremos trasladar a nuestros hijos?; estas y otras preguntas son algunas que me surgen cuando pienso en las veces que podía haber obrado de ese modo.

Cuando mis hijos eran pequeños y estábamos en la playa (en cualquier playa cercana, sin necesidad de irse al Caribe y contarlo luego a los amigos o de traer 685 fotos que, de forma inmisericorde, les hacíamos ver como pago a la cena con la que obsequiábamos a nuestro regreso), percibía que los niños eran felices con muy pocos ingredientes fáciles de encontrar en cualquier parte: arena, agua de mar y unas cuantas olas. Por parte nuestra, un paseo a la orilla del mar o sentarnos a ver el atardecer remojándonos los pies desnudos, era el mayor de los placeres.

Así pues, hoy  percibo que muchas de las necesidades que por aquel entonces tenía, no eran tales si no la forma de mantener un estatus que no importaba a nadie más que a mi mismo, una forma de tener sensación de seguridad porque mi interior era incapaz de proporcionármela; debía tener o hacer más que ser.

Hoy SOY, prescindiendo de lo que haga o lo que tenga aunque, a fuer de ser sincero, debo reconocer que disfruto enormemente con lo que hago, buscando la satisfacción en mi interior, en la esencia de ese hacer. Miro hacia adentro y la sensación es de Plenitud, ¿quieres seguir haciendo o teniendo o prefieres empezar a Ser?, este es un magnífico momento para empezar la transformación, más que el cambio.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Las respuestas están dentro


Leyendo la pequeña obra maestra de Victor Frankl, El hombre en busca de sentido, podemos percibir lo efímero de las circunstancias que vive el hombre y, por el contrario, su capacidad de crecimiento sin medida si está dispuesto a mirar hacia dentro, navegando por entre las circunstancias que el destino pone en nuestro camino.

En una de sus páginas y citando el nihilismo, nos dice el que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier como, y aquí es donde entra el sentido que damos a nuestra vida.

¿Mido mi importancia por el cargo que ocupo, por mis apellidos, mis posesiones, mi belleza, mis conocimientos?; si es así, entrego todo mi valor al exterior y a la evaluación que de todo ello hagan otros pero si, por el contrario, esa interconexión es conmigo mismo, el valor se mantiene inalterado, fluctuando en función de la alineación que de mis valores, hago con mi vida.

No deja de ser curioso que apenas se percibe cambio si no hay una catarsis de por medio, si no existe un terremoto interior que nos mueve a ese cambio profundo, a la observación de nuestro entorno y de nuestro interior de un modo distinto, donde cobran mayor valor los valores y se torna fútil aquello que antes pensamos de capital trascendencia.

¿Qué enfermo terminal no daría su fortuna entera o su Juventud o belleza por unos días más de vida?¿qué padre en su sano juicio no entregaría su propia vida por el bienestar emocional de sus hijos?

Tenemos en nuestro interior las respuestas a todas las preguntas de la máxima trascendencia, tan solo una pregunta y nuestras dudas pueden quedar disipadas: ¿cómo encaja eso con mis valores?.

La cuestión es hasta que punto los conocemos, hasta que punto nos hemos trabajado por dentro como lo hemos hecho por fuera. Con una amiga debatíamos no hace mucho la diferencia entre el Ego y la Autoestima, una pregunta que suele ser habitual y que encuentra la respuesta en el interior de cada cual: el Ego necesita de público para poder satisfacerse, la Autoestima, se nutre de sí misma y nos proporciona un estado de serenidad.

¿Te interesa conocerte un poco más en tu esencia?

lunes, 14 de noviembre de 2011

Estoy en ti; el camino continúa


Este fin de semana pasado, 12 y 13 de noviembre de 2011, hemos tenido el privilegio de actuar como dinamizadores del segundo módulo de la primera edición de RE-CONOCETE en Barcelona, con un grupo de 10 personas, con la mayoría de las cuales, iniciamos un camino apasionante de autoconocimiento y reconocimiento hace poco más o menos un mes.

En esta segunda etapa del camino, fuimos del Yo al Tu, valorando la diferencia y la diversidad o, de otro modo, yendo desde dentro, desde el yo más íntimo, desde la esencia, hasta la grandiosidad del otro, hasta la diversidad y, para ello, tuvimos que atravesar muchas capas, profundizar en gran medida en la esencia humana.

Las vivencias fueron intensas, las tomas de conciencia poderosas para, a partir de ahí, poder continuar ese camino que nos lleva a vivir en plenitud, a reconocer al otro, a valorarlo, a hacer nuestra la diferencia, a integrar lo mejor de cada cual.

Las aportaciones de todos los participantes se han producido en un entorno seguro, viviendo la experiencia, buscando en nuestro interior y en el interior del otro, captando la sutileza de la comunicación, de la que se percibe de forma consciente y de la que se percibe de forma inconsciente.

Ha sido un baile, un baile entre las emociones humanas, aprendiendo unos de otros, creciendo juntos, continuando el camino que emprendimos y suponiendo una etapa en la travesía de la Vida y de nuestro programa, una travesía que tiene que llevarnos a construir juntos un universo de relaciones, interpretando las señales que nos llegan del mundo, las relaciones como sistema, el liderazgo o la ilusión como motor de la relación, cerrando un círculo virtuoso que no pretende otra cosa que el mutuo crecimiento.

Este fin de semana un grupo de valientes ha decidido continuar con un camino tan intenso como profundo, un particular camino de Santiago que supondrá subir un peldaño más como persona y como profesional en una escalera que no tiene fin y cuya mayor virtud es cada uno de sus trechos.

¿Te apetece acompañarnos?

viernes, 11 de noviembre de 2011

A vueltas con el pensamiento positivo


A raíz del post publicado con el nombre de Crisis, What crisis?, se suscitó un interesante debate en torno al Positivismo, no tan solo a la Psicología positivista si no a toda la tendencia del pensamiento positivo que, en su día, tantos seguidores atrajo en diversos sitios del planeta.

Hoy, según distintos medios de prensa escrita, esta vivencia o corriente de pensamiento parece estar incluso mal vista algo comprensible si se piensa únicamente según los antiguos paradigmas.

El debate se tornaba interesante por los diferentes puntos de vista pero, al fin, desvelaba que el fin último que perseguimos es el de sentirnos plenos o, para quien prefiera otra terminología, sentirse felices, aunque no necesariamente tiene que ser lo mismo.

Sigo manteniendo la firme creencia de que en nuestras manos está la capacidad de elección, posiblemente la mayor de las capacidades del ser humano en su condición de tal: la capacidad de elegir su actitud frente al destino, tal y como nos enuncia Víctor Frankl en su pequeña obra maestra El hombre en busca de sentido, lo cual implica la capacidad de relativizar aquello que ocurre, o de tomarlo como la oportunidad de crecimiento que es cualquier suceso de nuestra vida.

Somos dueños de las respuestas que damos al destino y, siempre, tenemos la capacidad de elegir, pase lo que pase, por duras que sean las circunstancias.

Hay un hecho significativo: atraigo aquello que difundo, así si propago optimismo, probablemente será eso lo que recoja y, por el contrario, si el negativismo es mi enseña, eso será lo que atraiga.

Muchos errores han supuesto grandes descubrimientos para la humanidad, aunque quizás podríamos decir que fueron la forma en que se afrontaron esos errores lo que devino la posibilidad de esos hallazgos, desde los Rayos X hasta la tarta tatin, desde los populares post-it hasta la Viagra.

Nosotros tenemos esa capacidad de elección, ¿qué es lo que elegimos?

martes, 8 de noviembre de 2011

Saltando sobre el charco

Recibía el correo de un compañero y amigo que realmente me ha dado un chute de adrenalina cuando lo he leído esta mañana.

Tras pasar unos días de lluvias y tormentas, nos invitaba a saltar entre y sobre los charcos de nuestro pueblos y ciudades y, la verdad, lo que me ha venido a la cabeza ha sido ponerme unos zapatos de suela gruesa, o tal vez descalzarme, e ir corriendo a disfrutar de lo que la naturaleza nos había brindado.

Correr, saltar sobre ellos, salpicar el árbol, la pared o el banco y soltar una cuantas carcajadas que liberen toda esa tensión que hay en nuestra atmósfera exterior y también interior, permitirme ser un poco gamberrete sin importar ensuciarme de barro o mojarme y remojarme hasta pillar un buen catarro.

A fin de cuentas, una pequeña travesura de vez en cuando, un darte permiso para hacer aquello que, en un niño, sería incuestionable y que dibujaría en él esa sonrisa pícara, esas mejillas sonrosadas de pura emoción y esfuerzo mientras se escapan risas sinceras, de diversión y transgresión…o no, no puede ser más que beneficioso.

Y después he pensado como sería eso en un día soleado como el de hoy, como sería saltar entre y sobre los charcos que la vida ha decidido ponerme delante. Podría ser liberador si me atrevo, si me doy permiso para ello, o podría ser angustioso ya que rompo esas normas de adultez inquebrantable sin dejar que salga ese niño que todos llevamos dentro.

Finalmente he decidido que sí, que efectivamente me iba a permitir embarrarme hasta las orejas, mojarme y, si el catarro decidía entrar, ya lo capearía como buenamente pudiera. Hoy me dedicaré a saltar sobre mis charcos, a reírme hasta de mi sobra y a buscar que tiene para mi ese barro, esa agua y, sobre todo, ese ánimo que ha llegado para mí en forma de correo.

Gracias Juan por poner ese arco iris en mi día.

Voy a saltar sobre los charcos, ¿vienes?

viernes, 4 de noviembre de 2011

La mirada de un niño


Hoy me he perdido en la mirada de un niño de no más de 3 ó 4 años; esperaba en la calle a que me abrieran la puerta de la oficina de un buen amigo, socio de proyectos y de manteles, cuando he notado que alguien me miraba.

Al darme la vuelta, he descubierto una carita de aquellas que sueñan ya en la próxima travesura, una cara de pura alegría, de diversión y, sobre todo, de descubrimiento, en la guardería, al otro lado del cristal. No le ha faltado tiempo para sacarme la lengua de forma completamente natural, como aquel que no quiere la cosa, a lo que yo no me he podido resistir, devolviéndole la jugada con la misma moneda, lo cual ha arrancado una buena carcajada en aquel manojo de ilusiones.

La cosa no hubiera pasado de ahí si no me hubiera venido la imagen de la pureza, la limpieza, la transparencia y la falta de elementos de maldad. Todo en él era grandiosidad, esa grandiosidad de la alegría que, en segundos, se puede tornar llanto sin lágrimas de pura rabieta.

Eso me ha hecho pensar en la curiosidad del niño, aquel capaz de caerse y volverse a levantar una y otra vez, sin miedo al error, sin prejuicios que le limiten, intentando sin cesar conseguir aquello que se ha propuesto, sin desfallecer, sobreponiéndose a las rodillas peladas, a las costras en la frente y a las palmas de las manos desolladas de sus aterrizajes en pavimentos poco amables.

Debo confesar que me he zambullido en su mirada risueña, que me he contagiado de ella y que esa sensación me ha acompañado todo el día, como si no estuviera de acuerdo con el día gris que nos había tocado en suerte y hubiera elegido una perspectiva más halagüeña de mi realidad cotidiana.

Maravillosa infancia, esponja de aprendizaje, albergue de sueños mágicos de los que, un día, se cumplirán unos y otros quedarán en el camino aunque, si ese niño es capaz de mantener esa sonrisa burlona, esa actitud curiosa y esa osadía de vida, apuesto a que serán más los primeros que los segundos.

¿Me acompañas a hacer que ese niño mantenga esa picardía?

martes, 1 de noviembre de 2011

Emoción


Ha amanecido un día gris, lluvioso, incómodo, en cierto modo, aunque siendo un mes de octubre, por lo menos refrescará el ambiente. ¿Qué es bueno o malo?, ¿Quién sabrá?

Miro hacia el mar y veo una mar embravecida, como mi ánimo; miro hacia el cielo y todo es gris oscuro, con fogonazos entre la lluvia caída, como mi ánimo. Miro las caras de las personas con las que me cruzo y son tan grises como el cielo o están tan embravecidas como el propio mar, como mi ánimo.

La emoción está en caída libre, sin paracaídas que la sustente, cada vez a mayor velocidad, yendo más hacia las profundidades. Nado como puedo entre ese magma de malestar, esa espesura mental que no atrae más que frustración…o quizás no, quizás es la oportunidad de adentrarme más en mi, de explorar sensaciones que hacía tiempo que no anidaban aquí.

Asemeja aquel chapapote de las playas bañadas con petróleo, con la similitud de que uno y otro dejan importantes aprendizajes que ahora no vemos, pero que mañana estarán ahí para nosotros. Ahora puedo entender mejor esas gentes cariacontecidas con las que me cruzo, entiendo su sentimiento, su angustia, su zozobra, como empiezo a ser consciente de la mía.

El cielo empieza a abrirse, de una forma tímida, como mi ánimo, vislumbrando que detrás de cada día gris, hay una lección por aprender, un sol esperando su momento de salida, una sonrisa inesperada, una mirada cargada de afecto y comprensión, y ahí es donde aparece una miríada de colores en forma de arco iris, con toda su diversidad cromática, auténtica borrachera para los sentidos, absorbiendo el olor a asfalto mojado y a la hierba cortada en el parque, percibiendo mi cara mojada por el agua, el sabor de la lluvia o, como decía aquella frase, poniéndome las gafas para oír mejor.

Una vez más tierra y agua, ying y yang, norte y sur, ligados de forma inexorable para darnos un sentido a la experiencia. Bienvenido sentimiento, seas cual seas, contrapunto de tu opuesto, fuente de conocimiento y de expansión-