miércoles, 23 de noviembre de 2011

¿Y si nos dejamos de lamentos?


Ya lo hemos hablado en otras ocasiones en este Blog, pero quiero seguir con ello una vez más, y me lleva el negativismo que estoy viendo en una sociedad que se está dando por vencida, una sociedad que no hace más que lamentarse y unos medios de comunicación que parece que obtengan altos rendimientos viendo el sentido negativo de las cosas cuando lo suyo sería la más estricta objetividad.

Las cosas no son fáciles, nunca lo han sido y nunca lo serán ni tan siquiera cuando, como decimos en Cataluña, atábamos los perros con longanizas, en una clara similitud con el derroche y el despilfarro. Pero que no sean fáciles, no quiere decir que sean negativas, como no fue fácil ganar premios de Fórmula 1 o convertirse en el nº 1 del tenis mundial, crear una organización tan maravillosa como la de Vicente Ferrer, Arrels o tantas otras cosas, complejas, pero enriquecedoras al tiempo.

Parece que queramos que nos den las cosas masticadas y que al menor asomo de dificultad, debamos venirnos abajo, ¡por favor!!, un poco de pundonor, de coraje, de valentía. Las dificultades son la sal de la vida, el factor de crecimiento, los eslabones de nuestra escalera del crecimiento, sin los cuales jamás conseguiremos avanzar.

Estoy indignado de ver como algo tan absolutamente grandioso como el ser humano, se deja influenciar por oscuras manipulaciones de dudoso sentido, como pasa desapercibida la riqueza que tiene para cualquiera de nosotros el día a día como, en fin, nos hemos puesto unas gafas oscuras y parecemos ser incapaces de tirarlas a un lado, ver que tiene de bueno aquello que estamos viviendo, o que aprendizaje podemos sacar y sigamos adelante con ánimos renovados.

Si esa es la tiranía del positivismo, quiero seguirla, quiero dejarme embelesar por ella, convertirme en uno de sus abanderados y plantar sus semillas en todas y cada una de las tierras que me sea dado visitar.

Nuevamente, elijo ver la botella medio llena, me quedo con la sonrisa del niño y también con ese llanto que le ayuda a avanzar; le digo que SÍ a la vida y al potencial que todos tenemos dentro y le digo que NO al abatimiento, a la tendenciosidad y a la manipulación.

¿Qué tendría para ti una tierra como esta?

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