lunes, 25 de abril de 2011

Liderazgo, una Metacompetencia (II)

En los siguientes posts con este título, iremos desgranando una por una las competencias que componen la Metacompetencia del Liderazgo, tal y como anunciaba en el primero de esta serie, recordando que no pretendo sentar cátedra, si no compartir mis observaciones y experiencias.

La primera de las competencias nos habla de la Capacidad de escucha, a la que yo añadiría…Capacidad de Escucha activa, muy distinto de oír (Ver Liderar  a través de la Escucha y el Servicio, en este mismo Blog, de fecha 10 de febrero de 2010).

Cuando escuchamos de una forma activa, percibimos las palabras que el interlocutor nos dice y lo que nos cuenta sin ellas, percibimos el sentido de sus silencios, de sus emociones, de las nuestras, del entorno y de su impacto y, en resumen, percibimos la práctica totalidad del mensaje que el emisor pretende hacernos llegar.

En ese momento, todo se transforma, se crea un espacio de comunicación real, un espacio en el que la persona pasa a sentirse importante, pasa a sentirse realmente como tal, no únicamente atendida como un alto en el camino de su Jefe, Responsable, Padre, Colega o Compañero. Desde ese punto, muchas cosas, por no decir todas, son realmente posibles ya que la persona toma un sentido distinto de sí misma, su autoestima se refuerza, su sentido de pertenencia se torna realidad y la relación, sin ninguna duda, se fortalece.

Para ello, todo lo que no sea nuestro interlocutor debe acallarse, de fuera hacia dentro, desde nuestra cacharrería (móvil, ordenador, buscapersonas o lo que sea), hasta nuestras voces interiores. Desde ahí, no pensamos en la respuesta que le daremos, estamos atentos a lo que ocurre en ese espacio y, por ello, percibimos el mensaje en toda su intensidad, tanto racional como emocional, llegando hasta la esencia del mismo y, por tanto, hasta las inquietudes de la persona, hasta su propia esencia, con el tiempo, desvelando aspectos que, de otro modo, habrían devenido impensables.

Os propongo un sencillo ejercicio: mañana mismo, cuando alguien os venga a comentar algo, lo que sea, estar atentos a lo que os dice y a lo que no os dice, apagar vuestro móvil de forma que vea que lo hacéis, cerrar el ordenador y mirarle directamente a los ojos y, cuando interrumpáis, que sea tan solo para pedir alguna aclaración o para confirmar que entendéis lo que os está diciendo. Luego, tomar nota de vuestras sensaciones y de la percepción que tenéis de las suyas y, si queréis, lo comentamos.

¿Alguien se atreve a empezar a escuchar de verdad?

No hay comentarios:

Publicar un comentario