Con la muerte de la cantante Amy Winehouse, muchas voces se levantan, voces de la farándula, voces de la sociedad, voces de padres angustiados por la sociedad que entre todos hemos creado, una sociedad basada en el hedonismo, donde la muestra es aquel anuncio de la Caja de Ahorros catalana: ¿Lo ves, lo quieres?, lo tienes. Una sociedad en la que el resultado tenía que ser inmediato, donde el error no estaba permitido, donde tienes que estar con la mayoría o perecer en el intento, una sociedad que hemos gestado entre todos y que entre todos podemos modificar.
Pero el objeto de este post no es ese, si no hacer un llamamiento de atención hacia el consumo de sustancias tóxicas o comportamientos adictivos, sean legales o no, y aquí es donde esto impacta en el mundo de la empresa, de la escuela, del trabajo, del deporte, de la familia.
He conocido algunas personas, directivos, ejecutivos, técnicos, profesores o deportistas, que han empezado a consumir tóxicos para aguantar el ritmo, para inhibirse y resultar más sociables, para ser más creativos, para aguantar mejor la presión, para, para, para…..todo son justificaciones hacia una adicción, ya sea al alcohol, a la coca, a las pastillas, al juego, al propio trabajo a…cualquier cosa.
No importa el pasado, importa el presente y el futuro, en este caso. Salir de esta cárcel es posible, pero para ello has de poner toda la carne en el asador, tener ganas de vivir, tener ganas de gestionar tu propia vida, volver a colocar tus Valores en el orden que les correspondan, disfrutar con tus aficiones, con tus amigos, con tu familia.
Si crees que esto no va contigo, es posible que así sea pero, si tienes dudas, si te encuentras por la mañana pensando que ese día no ocurrirá (y ocurre), si centras toda tu tarea en torno a ese consumo, si has visto como tus actividades empiezan a carecer de sentido, entonces es que los muros de esa prisión se están construyendo contigo dentro.
Existen organizaciones efectivas, organizaciones como el Proyecto Hombre, como Alcohólicos anónimos, como Narcóticos anónimos, como distintas unidades de drogodependencias en hospitales públicos y privados de las grandes y pequeñas ciudades, que van a poder ayudarte con la discreción que esto requiere.