Evadir la responsabilidad.
Cuando en un Equipo hablamos de
evadir la responsabilidad, no estamos hablando de que un miembro “escurra el
bulto” y no cumpla con su compromiso, ya que esa sería la disfunción anterior,
aquí hablamos de eludir la responsabilidad de ser un garante del buen
comportamiento de todos y cada uno de los miembros del Equipo.
Y es que ese debería ser un rol
asumido naturalmente por todos los miembros, todo y la incomodidad que supone
llamar la atención a un compañero sobre su comportamiento respecto al buen
funcionamiento del Equipo o a los compromisos aceptados.
He sido parte y observador de
este tipo de actuaciones y, cuando se producen desde la perspectiva del bien
del Equipo, la verdad es que provoca unos resultados espectaculares,
especialmente cuando de lo que se trata es de transformación, de cambio de
hábitos o de la consecución de determinados objetivos.
De hecho, todos se hacen
responsables mutuamente, con lo que los estándares de Calidad aumentan
exponencialmente.
En demasiadas ocasiones, el hecho
de buscar la comodidad, nos impide actuar de ese modo, alentando la mediocridad
y cargando la responsabilidad únicamente en el líder, con lo que ese liderazgo
compartido, pierde su sentido y se entroniza el ejercicio del poder según los antiguos
paradigmas.
Como podemos ver, a partir de ese
momento, se asume un compromiso mucho mayor, se aumentan los estándares y el
deseo de cumplir con la parte asignada, hace que sea una práctica innecesaria.
La publicación de los hitos
intermedios de cualquier proyecto, de las bases de funcionamiento, de los
objetivos parciales o totales, animará al colectivo a tomar conciencia de la
necesidad de mantener un tono elevado en el cumplimiento de su parte de
responsabilidad ya que, sin ella, el objetivo global, se torna imposible y genera
frustración.
¿Tenemos la valentía de advertir
a nuestro compañero sobre su actuación o nos dejamos ir en caída libre hacia la
mediocridad?
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