Leía en el libro “Amanecer en el
desierto” de Waris Dirie, que los nómadas somalíes, no acaparan más posesiones
que aquellas que pueden transportar en su tránsito de un lugar a otro o, lo que
podríamos llamar, ir ligeros de equipaje.
Cada día que pasa, veo como
nuestra civilización tiene una gran necesidad de posesiones o de recuerdos
físicos o….y voy siendo consciente de que no son más que cadenas que nos atan y
que nos limitan impidiendo ese movimiento de los nómadas, quizás no en el
espacio, pero sí en el espíritu.
Nuestra mochila no podrá contener
más cosas si no la vaciamos antes, así que bueno será ir aligerando esa carga y
dejarla liviana para que realmente tenga cabida aquello que sea imprescindible
para nuestro viaje.
¿Qué es realmente importante para
mí?, todo lo que no lo sea, es prescindible y podemos dejarlo en el camino,
liberándonos de una carga que no ha de aportarnos nada.
Montones de cosas y de personas
con las que tenemos un apego enfermizo, de las que no podemos prescindir….hasta
que nos vemos obligados a ello y comprobamos, no sin dolor en la mayoría de
ocasiones, que no suponía algo capital para nosotros.
Especial incidencia tiene esto
con las personas, con amigos, pareja, padres, hijos, colegas, ya que más allá
de la pertenencia, percibimos sentimientos muy profundos por ellos, sin llegar
a imaginarnos como puede ser la vida sin su presencia.
Un día las personas parten,
quizás tan solo de nuestro lado o tal vez de su propio cuerpo pero, en
cualquier caso, dejamos de tenerlos con nosotros y eso es algo que debemos
aceptar, ya que el camino de cada cual debe realizarse, sean cuales sean
nuestros deseos.
La riqueza de cada uno está en su
interior más que en sus posesiones terrenales y, esa, nadie se la podrá quitar,
nadie tendrá el poder para despojarnos de nuestra esencia, de nuestros
sentimientos, de nuestros sueños, anhelos, alegrías y tristezas.
Hola Jordi,
ResponderEliminarRemueves mis cimientos!
El tornado que me tira a un lado soy tan solo yo. Dice una canción de Laura Pausini.
Al hilo de tu hermoso post, he decidido hacer el Camino de Santiago en primavera. Yo, tan apegada a mis posesiones, voy a ver si soy capaz de andar una semana con una mochila de tan solo 6-7 kilos de peso. A solas con mis pensamientos. Abierta a otras gentes en lo esencial, en lo vital.
Gracias por hacernos re-vivir.
Un abrazo
Luisa
Muy buenas Luisa,
ResponderEliminarMe encanta lo que leo en tu mensaje, aunque eres tu la que realmente está siendo valiente con tus actuaciones y dejándote fluir.
Serás capaz de llegar muy lejos Luisa y estoy seguro de que, tu mochila, se liberará de unas cargas para poder llenarse de toda tu esencia.
Gracias a ti por ser como eres y por compartir esta etapa tan especial en tu vida.
Un abrazo muy grande