Todos me conocéis bien, así que
me vais a permitir que no me identifique hasta el final de estas líneas ya que,
por lo que os iré contando, es posible que enseguida lleguéis a vuestra propia
conclusión.
Vivo en un lugar de ensueño y soy
fruto del amor por la Vida. Convivo con muchas otras hermanas, unas recién
nacidas, otras auténticos despojos de ellas mismas que no pudieron salir de
nuestro país.
Han sido muchos los que nos han
engendrado, algunos los que nos quisieron arrancar de este lugar que habitamos
y unos pocos los que lo consiguieron. En ocasiones incluso, hubieron auténticas
luchas por nuestra paternidad, unas honestas y otras no tanto y, cuando esto se
producía, nos estiraban desde todos lados, pretendiendo cada cual nuestro amor
filial incondicional, algo muy difícil de conseguir. Esas luchas nos iban
desgastando y, algunas de nosotras, llegaron a morir cercenadas por la codicia.
Algunos de nuestros padres fueron
perezosos en nuestra educación, nos impidieron crecer, fueron caprichosos o
poco resolutivos y nos condenaron a vivir en el ostracismo de nuestra tierra,
donde poco a poco nos íbamos apagando aunque, no creáis, algunas de mis
hermanas fueron adoptadas y salieron adelante con notable éxito.
Algunos de esos padres, renegaron
de nosotras, dicen que por no podernos llevar adelante por motivos económicos
pero, curiosamente otros con menos recursos, consiguieron que un puñado de mis hermanas
crecieran fuertes y robustas y procrearan más de nuestra especie.
Nosotras no podemos subsistir por
nosotras mismas, pero siempre andamos en busca de seres generosos que, con
esfuerzo e imaginación consigan que, desde que nacemos, podamos evolucionar,
crecer y hacernos unas adultas responsables que, en la práctica totalidad de
casos, tenemos vasta descendencia. Cuando no es así, acostumbramos a morir
jóvenes, pero todo aquel que nos ha conocido, y habéis sido prácticamente
todos, dicen que vale la pena haber estado con nosotras.
Nos alimentamos con algunas cosas
muy básicas tales como la ilusión y la pasión cuando somos bebés recién
nacidos, pero después va a hacernos falta pucheros de concreción, disciplina y
renovar esa ilusión y pasión. No parece difícil pero vosotros, personas
adultas, parece que no andáis sobrados de esos ingredientes.
Sí, es posible que ya hayas
descubierto que soy una Idea,
uno de esos seres tan numerosos que, desgraciadamente, dejáis morir en la cuneta de
vuestros sueños.
Hoy he nacido, ¿te animas a
hacerme crecer?
No hay comentarios:
Publicar un comentario