Me entrevistaba con un Directivo
que, desde el minuto cero, captó toda mi atención y me inspiró la máxima
confianza y admiración. La impresión que me dio fue la de una persona sencilla,
íntegra, conocedora de sus fronteras personales, de sus miedos, de sus anhelos,
de sus habilidades y limitaciones.
Profundizamos en diferentes
aspectos y no temía desconocer esta o aquella parte, mostrándose curioso en
grado sumo cuando así era. Mostraba lo que otros podían considerar
vulnerabilidad y que para mi era auténtica grandeza; no mostraba apego pero sí
seguridad cuando argumentaba, pudiendo debatir desde esa curiosidad, desde la
apertura de mente.
Esto ocurrió hace ya algunos años
y fue la persona más apreciada del escalafón directivo que he conocido nunca,
jamás oí a nadie decir una palabra en su contra, aún y cuando pudieran no estar
de acuerdo en sus planteamientos o decisiones.
¿Qué había en el de diferente?,
era un hombre curtido, de unos 60 años en aquel momento, amante apasionado de
su profesión, pero también del resto de parcelas de su vida, atento oyente,
enamorado del Equipo que, según sus propias palabras, le había tocado en suerte
servir, ya que no concebía el liderazgo como mando si no como servicio.
Muchas veces he pensado en él y
la conclusión a la que llego es que era un hombre profundamente trabajado
interiormente, un hombre que sabía perfectamente sus puntos fuerte y sus áreas
de mejora, pero no solo los racionales y cognitivos, si no también los
emocionales; sabía empatizar de verdad con las personas con las que se relacionaba,
pero no solo poniéndose en sus zapatos, como es dado en decir, si no metiéndose
en su piel para sentir como ellas, para sufrir como ellas y para gozar como ellas
para después tomar distancia y decidir o acompañar, según su entender, algo que le permitía liderar los Equipos
de una forma harto diferente y efectiva.
Ese ejemplo está en todos
nosotros, en nuestra esencia pero, para ello, hay mucho trabajo por hacer,
mucho aprendizaje que conseguir aunque, a diferencia del pasado, gran parte del
mismo está en nuestro interior. El camino no es ni fácil ni rápido ni exento de
sufrimiento, pero nos conduce a un tipo de liderazgo que hace que todo en tu
vida fluya, ¿te apetece iniciar ese camino hacia tu interior?
No hay comentarios:
Publicar un comentario