martes, 3 de abril de 2012

EL ÉXITO ERES TÚ (V)


CAPITULO II

 Viviendo el éxito (I)
Mientras cenaban, las anécdotas divertidas, los motes a antiguos compañeros y las novias fueron el tema de conversación. La cena, compuesta por las tostadas y los embutidos, les dejaron satisfechos tras un pan de Kilo y una botella de vino, acompañadas por grandes risotadas, propias de amigos que tenían mucho que recuperar.
Se levantaron de la mesa dejando encima todos los restos. – Ya recogeremos después – dijo Pedro, volvamos junto al fuego que se está apagando, lo avivamos y te cuento lo que te quiero contar, ya que necesito contrastarlo contigo.
Mientras Juan Carlos avivaba el fuego con otros dos troncos gruesos y secos, Pedro sirvió una copa y le preguntó a Juan Carlos si le apetecía el Napoleón de siempre.
No – respondió Juan Carlos – demasiados problemas me ha traído el cognac como para seguir considerándolo mi amigo, pero esa es otra película que te contaré cuando tu acabes de contarme la tuya – dijo poniendo ahora en el equipo de música las 4 estaciones de Vivaldi, una música que siempre le había llevado a la paz interior.
Bien, como quieras - dijo Pedro – acomodándose en la butaca orejera de piel.
Y ahí empezó un relato que llevaría Casi toda la semana y que les llevaría a profundizar en unas interioridades en las que jamás habrían soñado entrar.
Tal como te decía, en estos años han pasado muchas cosas, pero todas ellas, tuvieron un punto de inflexión que se manifestaba en sueños – empezó Pedro –
¿Sueños?
Sí –respondió Pedro – unos sueños en los que yo era el protagonista en dos papeles distintos, uno que preguntaba y otro que respondía, como si un yo fuera la conciencia y el otro, yo mismo.
Muy normal, desde luego, no es – afirmó Pedro.
Como te decía antes, después de la boda y de tu partida, de la que no me enteré hasta un mes después, cuando regresamos de nuestra luna de miel, tuve el contacto con Maquiavelo, el Profe, el cual me habló de otra compañía, competencia de TORTEL pero diez veces más grande, nacional igual pero internacionalizada, con presencia en 12 países, una facturación de 50.000 millones de pesetas y 3.000 personas en plantilla, con el aliciente de tener la central en Madrid, ¡por fin tendría la oportunidad de estar entre los grandes!.
Maquiavelo le habó de mi a la empresa de selección recomendándome especialmente, ya que buscaban a alguien un poco más mayor y yo, a fin de cuentas, tan solo tenía 25 años, aunque ya había llevado un equipo de diez personas.
Aquello era una excelente oportunidad. Lo comenté con Ana y ella estaba dispuesta a irse a Madrid; al fin y al cabo, no le sería difícil encontrar un puesto de trabajo en otro departamento de Recursos Humanos.
Juan Carlos rió de forma estrepitosa – Sí, uno de aquellos departamentos de Personal que disimulaban sus prácticas llamándose Recursos Humanos. Madre mía como han cambiado las cosas en la gestión de personas.
No creas que no le dimos vueltas, pero todo lo que había nos parecía positivo, incluso ella consideraba positivo separarse un poco de su familia y ser más independiente, dejando de ser la hija de. Y, no te lo pierdas!!, todas esas cábalas sin haber hecho la entrevista.
Llegó el día y me vi con el consultor con el que sintonizamos desde el primer momento; todas sus preguntas tuvieron una respuesta segura y adecuada, hasta el punto que me comentó, de forma extraoficial, que presentaría mi candidatura, todo y que pensaban en un perfil en torno a los 30 años. Aquella fue mi única entrevista en busca de un trabajo, después, todo ha sido una consecuencia del trabajo anterior, una carrera ascendente que cada vez me llevaba a nuevos y más importantes retos.
Estaba en mi despacho de TORTEL, sin poder sacarme de la cabeza esa entrevista, cuando sonó mi teléfono, con la cantarina voz de Sole, la secretaria del departamento. ¡que alegría la que llevaba siempre aquella moza!!. Pedro, un tal Marcos, dice que es particular, me lo he querido sacar de encima pero me ha dicho que tenéis un amigo en común, un tal Maquiavelo así que, tu sabrás.
Comprendí enseguida que era la llamada que llevaba una semana esperando, así que contesté no sin antes serenarme un poco. Era el Director de Recursos Humanos de TODO SEGURIDAD, y quería que nos viéramos, así que concertamos una entrevista para la semana siguiente ya que no quería dar la impresión de estar muy interesado. Ya ves tu, ¡vaya tontería y soberbia!!, de fantoche veinteañero.
No hace falta que te diga que la entrevista fue de maravilla. Supongo que la ignorancia es osada y eso hizo que me mostrara un tanto descarado, incluso. La posición era de Area Manager Regional, cubriendo toda la zona norte del país, con un Equipo de 50 técnicos a mi cargo, coche de empresa, teléfono móvil, ordenador portátil…en fin, un auténtico sueño, aunque nos tendríamos que desplazar a Madrid.
En aquel momento, yo cobraba 3 millones de pesetas brutos al año y aquella gente me ofrecía, de entrada, el doble más formación y la posibilidad de una carrera internacional.

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