No sé como está pasando esto,
noto literalmente el peso de una mochila de 50 kilos sobre mis hombros; por las
noches, con el cansancio que arrastro, debería dormir como un tronco y, sin
embargo, las ideas se enquistan en mi cabeza y soy incapaz de pegar ojo en toda
la noche, mis jefes son incapaces de comprenderme, a mis colaboradores quiero
transmitirles la máxima seguridad posible y, respecto a mis compañeros, no
quiero que vean en mi a un ser débil y vulnerable.
Me siento solo
Tanto tiempo esperando a una
promoción, tantas horas de duro trabajo, de estudios, de formación adicional,
de búsqueda de información, de horas sacrificadas a la familia y al ocio dedicándolas
al trabajo, para encontrarme con esta desagradable sorpresa.
Me siento solo
No puedo comentar estas
inquietudes con nadie; ¿qué dirían?, si se lo cuento a mis jefes, me tomarán
por un incompetente, si lo cuento en casa, no haré otra cosa que preocuparles,
si lo comento con mis colaboradores, pensarán que tienen un jefe incapaz de
resolver por si mismo la situación en la que nos encontramos y mis compañeros,
no me merecen confianza, ya que me siento envidiado por ellos y harían de mi su
venganza.
Me siento solo
Siento miedo, un miedo atroz y no
tengo con quien compartirlo. Siento una espada de Damocles sobre mi cabeza. Me
veo despedido, despojado de las prebendas, de mi statu quo, de mi prestigio, de
todo lo que para mi era el éxito, el éxito que hasta hace bien poco tenía, y lo
encuentro injusto, pero el terror ha anidado en mí y no puedo compartirlo
absolutamente con nadie, aunque no vea salida posible.
Me siento solo
Hay quien me dice que eso no es
el éxito, ¡malditos perdedores!, son incapaces de entender la vida de un
profesional comprometido como yo.
¿Te identificas con este relato?,
muchas personas se sienten hoy de este modo. ¿Qué te han contado del éxito que has
vivido tan engañado?, ¿sigues haciendo lo que toca?; quizás ya ha llegado la
hora de que empieces a vivir tu Vida y no la que marcan los cánones, pero esa
es una decisión tuya, ¿qué me dices?
pasé exactamente por esa situación hasta que, como no podía ser de otra manera, exploté. Cuatro meses de baja por depresión. Pastillas, psiquiatras, psicólogos.
ResponderEliminarAl final me ofrecieron un jugoso finiquito, que estoy aprovechando para reorientar mi carrera, estableciéndome por mi cuenta. Gano mucho menos dinero y trabajo mucho más. Pero soy libre. No tengo que seguir las directrices de una enorme multinacional pesada, obsoleta, burocrática. No tengo que lidiar cada día con cientos de odios y rencillas personales. No tengo que recibir órdenes de superiores incompetentes y hartos de la vida.
No sé quien eres pero por esa situación o muy parecida hemos pasado muchos, pero somos libres, libres para elegir, libres para reorientarnos y empezar a Vivir con mayúsculas, así que enhorabuena por tu elección que no puede ser más que acertada. Un abrazo fuerte y gracias por tu valentía y coraje.
ResponderEliminarJordi