viernes, 30 de abril de 2010

Lo legal ¿es necesariamente ético?

Últimamente estoy observando como esa crisis económica se torna crisis de valores y principios o, mejor dicho, aflora la carencia de éstos en discursos que antaño llenaron la boca de dirigentes de todo tipo y pelaje.

¿Puede ser ético despedir a una persona por burofax cuando la misma está disponible para mantener una reunión personal?, ¿es ético presionar a personas para que no acudan a declarar a un juicio, con argumentos más dignos de una película de gangsters que de una praxis empresarial?, ¿es ético exprimir hasta la extenuación a Directivos, seducirlos con cantos de sirena, para después maltratarlos y expoliarlos como si se tratara de delincuentes?.

No me cabe la menor duda de que las acciones enunciadas tienen toda la validez legal pero, y ahí está el quid de la cuestión, ¿dónde queda la ética, la moral, los principios?.

Recuerdo una cara sonriente que se iba tornando en mueca al no poder sostener una conversación con alguien con quien, en su día, compartieron sueños, anhelos e ilusiones. Una mueca que se tornaba en llanto interno por la traición a sí mismo; amargo llanto el que surge de uno mismo hacia su interior, sabedor de las injusticias cometidas, de la traición hacia la propia esencia. Lágrimas de ácido que corroen el interior dejando jirones de vida en el camino del servilismo.

Cada mañana sale el sol y puedo dar gracias por mirarme al espejo y continuar viendo a la persona que lucho por ser, sin tapujos, sin ambages, con la autenticidad que me pido a mí mismo, y entonces llego a la conclusión de que la legalidad, sin ética, no compensa el coste que conlleva.

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