martes, 4 de mayo de 2010

El drama del Directivo en Paro

Poco, muy poco se habla respecto al directivo que queda en el paro; se dan por supuestos fantásticos blindajes que implican cientos de miles de euros, pero no siempre es así y, aunque así fuera, su drama no acostumbra a ser económico si no de otra índole completamente distinta.

Imaginemos una persona que, desde que se integró al mercado de trabajo tras finalizar sus estudios, nunca ha tenido que buscar un empleo ya que siempre ha sido contratado (“fichado”, como ellos dicen), habituado a trabajar entre 10 y 14 horas diarias y algún que otro fin de semana, habitual de los aeropuertos nacionales o internacionales, orgullosos (incluso algunos) de sentirse imprescindibles, admiración de sus amistades y angustia, no reflejada, de sus hijos y parejas.

Ese podría ser perfectamente el prototipo del Directivo, alguien que ha vivido por y para su trabajo, hasta que su Jefe le convoca a una reunión urgente, de la que la persona (no olvidemos que las posiciones directivas suelen ocuparlas, también, personas), no conoce la orden del día.

“José Luis (nos valdría también Borja, Amalia, Cristina, Montse, Pedro, Alberto, ….), ya sabes que estas épocas son muy duras, acabo de revisar los últimos números y no han mejorado en absoluto así que, en nombre del consejo (siempre aparece ese ser omnipotente: “El Consejo”), debo anunciarte tu desvinculación de la Compañía. No tienes que preocuparte por nada, la indemnización cubrirá tus gastos durante un año por lo menos, además, te queda el paro y un historial impecable que hará que tu recolocación sea cuestión de meses. ¡Vamos!, como unas vacaciones pagadas”.

El impacto en José Luis (nos valdría también Borja, Amalia, Cristina, Montse, Pedro, Alberto, ….) es brutal, en su mente se arremolinan ideas del tipo “no puede ser”, “Esto no me puede estar pasando a mí”, “tanto sacrificio para esto”, “se van a enterar de quien es José Luis”, en su boca queda un sabor agrio, su estómago lucha por mantenerse en su sitio…..probablemente alguno de vosotros se vea reflejado en todas o en algunas de estas palabras.

La Compañía se hace cargo de un proyecto de Outplacement con un profesional experimentado que decidió romper amarras con todo y gestionar este tipo de conflictos, el cual cuenta con toda la confianza de José Luis, que le llama para concertar la primera reunión.

Hola Jorge, soy yo, José Luis, esta vez te llamo para ponerme en tus manos. Me ha tocado a mi, estos cabritos me han utilizado como cabeza de turco para salvar su cuello, pero se van a enterar de quien soy. En este momento, su voz se quiebra y aparece el individuo con la coraza (y la autoestima) rota; no se trata de dinero, se trata de haberlo dado todo por un proyecto y verse apeado de él.

Es el drama del Directivo; llegó a la compañía a darlo todo, con la máxima ilusión, y hoy es un juguete roto que hay que recomponer y volver a ilusionar aunque, esta vez, va a ser distinto, José Luis será objeto de un concienzudo trabajo con herramientas de Coaching, que le permitirán el máximo autoconocimiento y el horizonte de un proyecto Vital, ilusionante y equilibrado con su vida personal. No será fácil, pero no tiene porque volver a ocupar esa posición que tantas satisfacciones le había dado; una paleta de colores nuevos aparece ante él. Pasarán algunos meses, pero el resultado de ese trabajo va a ser muy distinto y aparecerá el José Luis de verdad, el que él quiere ser, no el que la sociedad le pide.

Lo que parecía una tormenta, un drama, se torna arco iris. Saldrá el sol, no te quepa la menor duda, antes o después, saldrá el sol y tus capacidades volverán a brillar, pero esta vez, tu serás el conductor de tu propia vida, de tu propia carrera.

Hoy José Luis pasea por la playa junto a su esposa y recibe la llamada de sus hijos felicitándole por esa decisión: Vivir, con mayúsculas, sin más subyugación a otra cosa que no sea sentirse él mismo.

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