Soy consciente de que este título es similar al del libro de Santiago Álvarez de Mon, Desde la Adversidad, la diferencia esta en la calidad de su prosa, infinitamente superior, y la temática, ya que aquí no pretendo hablar de mayor liderazgo que el que uno ejerce sobre su propia vida.
Nadie podía decirme que las diferentes vivencias experimentadas a lo largo de estos meses por diferentes personas, entre las que me incluyo, activarían todos nuestros mecanismos de resilencia y devendrían auténticos catalizadores de un torrente de fuerza interior que ha dado un sentido a la vida, hasta entonces completamente ignorado.
Hablo de personas que viven una enfermedad terminal y tienen una plenitud desconocida; hablo de experimentar el más injusto de los destinos profesionales y renacer desde la más completa oscuridad hasta el más deslumbrante de los quehaceres; hablo de vivir el ser ignorado profesionalmente por el entorno y constatar como un mundo de oportunidades se abrían camino; hablo de vivir el más absoluto de los rechazos y comprobar como esa persona es deseada por una élite del conocimiento.
Hablo, al fin, de la enorme capacidad de superación de nuestros “héroes cotidianos”, como titula Pilar Jericó a tantas personas que deciden tomar las riendas de sus vidas pese a la adversidad, o quizás gracias a ella. Atrevámonos a romper nuestras barreras, a eliminar esas supuestas limitaciones.