viernes, 14 de mayo de 2010

Sindicatos de los funcionarios: Solidaridad, Capacidad de sacrificio y generosidad

El momento económico es complejo, ya no hace falta que salgan gurús a la palestra a contárnoslo, más de 4 millones de parados, economía, ¡primera buena noticia en mucho tiempo!, en crecimiento cero en lugar de recesiva, políticos que no saben/no pueden/no quieren impulsar medidas conjuntamente, salarios a la baja, …..

Este momento en el que podemos ver como en la sociedad hay vivencias diarias de auténtica generosidad, solidaridad y capacidad de sacrificio, nos encontramos con unos supuestos representantes de unos trabajadores dignos de encomio, los funcionarios públicos, y digo esto sin ninguna mordacidad, después de haber tenido el privilegio de trabajar para ellos desde el ámbito de la Consultoría, comprobando como la gran mayoría son profesionales comprometidos con el servicio al ciudadano aunque, como en todo gran colectivo, exista un porcentaje de parásitos.

Estos empleados públicos, tras superar unas oposiciones para las que han debido prepararse de forma ardua, han conseguido una posición de trabajo con unas condiciones sumamente ventajosas que les garantizan la misma contra viento y marea, ajenos a cualquier tormenta que pueda estar ocurriendo en el exterior. No hablemos de días de asueto, o de asuntos propios, o de dedicación horaria, o de horas extras, porque entonces las diferencias con la gran mayoría de trabajadores, el agravio comparativo del que tantas veces hacen estandarte, es verdaderamente escandaloso.

Pues bien, esos supuestos representantes, garantes de la equidad de la clase trabajadora, deciden que la que está cayendo no va con ellos y que la rebaja del 5% del salario, en promedio, es una obscenidad, por lo que convocan una huelga de sus representados. Naturalmente, no les interesa el bien común, el bien de aquella utopía llamada sociedad. Debe quedar clara su beligerancia y alineamiento (¿quizás el baile de letras “alienamiento” sería más adecuado?) con la clase trabajadora.

Señores, tengan cuidado, no sea que los dioses concedan aquello que ustedes piden y resulte que la tan temida huelga, no tenga resonancia entre el pueblo soberano ya que, a fin de cuentas, unos días más de retraso en lo ya retrasado hasta la extenuación, no tiene la menor importancia. ¿qué les parece si se ponen a trabajar de verdad, a dar ideas, a trabajar codo con codo con las patronales, con el empresariado público o privado, a fin de aumentar la productividad, disminuir el absentismo y crear el caldo de cultivo de una sociedad rica moral, económica y éticamente?

Por favor, no creen ustedes aún más crispación del ciudadano de a pie con el funcionario público, del que están haciendo ustedes marioneta.

Desde esta humilde colina de comunicación lanzo una propuesta al sentido común, el raciocinio y la productividad, ya de por si bastante deficitaria. No tiene sentido tener unos sindicatos decimonónicos en una sociedad del siglo XXI.

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