sábado, 9 de octubre de 2010

¿Realidad o percepción?

Creo que fue Descartes quien, poco antes de morir, dijo algo así como “he sufrido por unas 10.000 cosas en mi vida, de las cuales, 9.500 no sucedieron nunca”.

Nos pasamos la vida sufriendo por cosas que jamás habrán de ocurrir, angustiándonos por posibilidades, remotas o cercanas, pero posibilidades al fin; y no hablo de prever, si no de sufrir, ya que bueno es tener prevista una reacción de defensa ante un acontecimiento adverso, pero malo obsesionarnos con ello.

….Y entonces aparece la angustia, el estrés, el malestar, y el consumo de energías vitales de forma desaforada, focalizando una atención que podría estar pendiente de otros aspectos notablemente distintos….y reales.

Si tenemos nuestra visión puesta en aspectos negativos, es posible que no podamos percibir las oportunidades que aparecen a nuestro alrededor y que nos brindan montañas de oportunidades.

Podemos observar como en cualquier colectivo, el optimismo es positivo y contagioso, tal y como es el pesimismo negativo, con la diferencia de que uno nos llevará a mover montañas y, el otro, a hundirlas.

Jirones de ánimo quedan esparcidos por las calles del desánimo, si y solo si llegamos a permitirlo. Está en nuestras manos convertir la sima en montaña, la bajada en subida, el tropiezo en oportunidad, el fracaso en aprendizaje. Todo dependerá de la interpretación que hagamos de la realidad y de la reacción que tengamos ante ella; nuevamente, no confundamos los mapas con el territorio.

Está claro que no puedo influir en lo externo, pero mi reacción interna ante ello, en eso sí puedo influir y crecer en mi.

2 comentarios:

  1. Jordi,

    Tal y como lo hablamos en la comida lo he visto poco despues plasmado. Esta bien, pero practicarlo ha de ser como jugar al pocker y ganar. Un saludo.

    Carlos

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  2. Ciertamente Carlos, requiere esfuerzo, sacrificio y mucha práctica....hasta que se convierte en un hábito y empezamos a notar importantes cambios en nuestra manera de percibir las cosas, con resultados sorprendentes.

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