sábado, 9 de octubre de 2010

1ª etapa de mi camino de Santiago

Hace unos años, allá por 2004, iniciaba un camino solitario, consciente de mi necesidad de renovación, tal era la identificación del ogro que empezaba a nacer en mí o que, quizás, hacía tiempo que estaba escondido tras la relatividad del éxito o de mi imagen distorsionada de él.

La soberbia era su principal aliada, dulce amante voluptuosa en sus formas y envenenada en su esencia. Aquel año, empezaba un camino escrito a fin de adentrarme en él para dejar atrás retazos de ese yo que, en demasía, buscaba reconocimiento y agasajo.

Distintas fueron las etapas recorridas que me permitieron un camino de introspección, mi particular “Camino de Santiago”, en que saltaron como esquirlas láminas de fachada, litros de vanidad y maquillaje. Fue necesario transitar desiertos de conocimiento, creencias de saber, con el apoyo de aguadores accidentales, soportes fundamentales de mi ser que acaban siendo partes esenciales de mi.

Consciente de que fue un camino largo y difícil, llegó a su fin de forma precipitada; no “Mi Camino de Santiago”, si no el relato de él. Retazos de palabras que quedaron por escribir en etapas críticas de una vida que ahora es y que, en ese momento, resultaba una especie de broma, con episodios mínimos de autenticidad, haciéndole el juego a dios sabe qué.

Hoy puedo afirmar, sin temor al error, que ese primer trecho de camino interior consiguió dejar atrás esa sirena de mi interior, seductora furcia de mentes poco claras. Parte del propio aprendizaje, ha sido descubrir que ese camino no tiene fin.

Como los ojos de ese pequeño de dos años con lengüecilla de trapo, ajeno a convenciones, redescubro su mente de aprendiz, sedienta de crecimiento y del descubrimiento de nuevas realidades, ya no tan alejadas de mi propia identidad.

Imaginaba este trayecto en soledad, como en su momento original, pero empiezo a ver en la complicidad de otros, una fuente de alimentación vital, que continua en interdependencia y me lleva a la plenitud.

No hay comentarios:

Publicar un comentario