jueves, 16 de septiembre de 2010

Mi casa, mi vida

Heredé una casa; por fuera parecía muy grande pero, al entrar en ella, pude ver que los espacios eran tremendamente reducidos, oscuros, lúgubres y llenos de humedades, algo curioso ya que realmente lucía fantástica desde fuera, espaciosa y luminosa, con grandes ventanales.

Entré en ella con cierto miedo, las telarañas se amontonaban en torno a mi y el hedor a podredumbre era irrespirable; no recuerdo quien me acompañaba aunque tengo la certeza de que había alguien que estaba junto a mi, y fue esa persona la que me hizo ver, al palpar la primera pared y notarla hueca, que no era una pared maestra si no un delgado tabique y que por tanto, con una buena maza, podría destruirla y conseguir algo más de espacio.

….Y así lo hice y, aunque costó tiempo, esfuerzo y sacrificio y me hizo sentir incómodo e incluso fuera de lugar, conseguí una estancia algo mayor pero no lo suficiente para la casa que yo había imaginado; tras aquel tabique, apareció otro sensiblemente más grueso pero que desapareció, curiosamente, con mayor facilidad que el primero y dio lugar, ahora sí, a una estancia que me permitió pasar un tiempo con cierta comodidad de espacio aunque sin la luz que siempre deseé.

Daba la impresión de que le había cogido la técnica a la destrucción de tabiques, y así cayeron uno, y otro, y otro, y hasta alguna pared maestra, creencia limitante de que todo se derrumbaría pero que, convenientemente apuntalada, resistió, consiguiendo hacer de aquella casa lúgubre, la casa de mis sueños, llena de luz, aire puro y espacio vital. Soy consciente de que esa casa volverá a quedar pequeña en un tiempo, pero entonces ya sabré como ampliarla, que paredes tirar y que otras estancias construir anexas.

Ese día, conseguí traspasar mis límites, hacerlos más amplios y tener una vida más plena. La vida me vino dada pero, lo que hago con ella, es de mi total responsabilidad, y yo la quiero grande y libre. Tu decides que tabiques tienes que tirar y cómo lo quieres hacer, pero no te conformes, rompe tus límites, amplíalos una vez, y otra, y otra; no es cómodo ni fácil, ni es igual para todos.

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