domingo, 14 de febrero de 2010

VIVIENDO EN PLENITUD, SIGUIENDO PRINCIPIOS Y VALORES

Estamos atenazados por miedos, algunos lógicos y otros completamente absurdos, fruto de la conveniencia de unos pocos que pretenden mantenernos anestesiados y sometidos a sus designios; ¿cuántas vidas plenas se ven truncadas por la mediocridad más absoluta?, ¿cuántas vidas dejan de ser vividas en beneficio de un pretendido confort que no hace más que limitarnos?, ¿cuántos principios son pisoteados en aras del mantenimiento de un pretendido statu quo?.

No hay mayor satisfacción que aquella que nace desde el convencimiento y de la acción guiada por unos valores, por unos principios, profundamente enraizados en nosotros mismos y que, en muchas ocasiones, no encontramos el tiempo para salir a buscar. Cuando simplemente nos dejamos llevar por los convencionalismos, por ser políticamente correctos, por no contrariar a nuestra pareja/jefe/compañero/… actuamos sin tener en cuenta (o incluso actuando contra) nuestros principios, estamos limitándonos, estamos coartando nuestro crecimiento y conformándonos con una vida que no es más que un burdo sucedáneo de lo que podría ser.

Actuemos siguiendo nuestros convencimientos, tanto en lo personal como en lo profesional; alejémonos de aquellas organizaciones que pretenden ordenarnos cómo, cuándo o con quien compartir o la forma en que hacerlo. Encontramos un cúmulo de empresas que pretenden decirles a sus empleados con quien relacionarse o cómo hacerlo, bajo el escudo del bien común cuando, en realidad, lo que esconden no es más que un disfraz de pseudosecta formada por montones de epsilones (leer, de Aldous Huxley, un Mundo Feliz, publicada en 1932).

Tuve la fortuna de asistir a una charla que ofreció Francisco Belil, máximo Ejecutivo de SIEMENS en España, el cual nos contó como , a través la observación, a través del seguimiento de sus principios como Directivo, cambió la vida de uno de sus colaboradores permitiéndole el máximo desarrollo profesional y crecimiento personal. Actuaciones como la suya, enraizadas en Valores internos muy profundos, son los que hacen que una vida pueda ser vivida en plenitud.

He visto también la renuncia a un Status Quo por el seguimiento de unos valores personales y como esa actuación, permitió un fuerte crecimiento personal, aún y a costa de determinados sacrificios y sufrimientos iniciales que se tornaron en plenitud.

No dejemos que vivan nuestra vida por nosotros, no nos conformemos con que vean la cara que quieren ver y vivamos plenamente, por nosotros y por la sociedad.

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